Periodistas, empresarias y deportistas de élite han alentado el debate con el relato público de sus estragos en la edad madura
“La menopausia es el último tabú de las mujeres porque todavía la escondemos. Discrimina al tiempo por razones de edad y de sexo”, reza el mensaje insertado por Rachel Maclean en su página web oficial como diputada del Parlamento británico. Esta integrante de las filas conservadoras se ha convertido en la voz más combatiente en pro de una legislación que dé cobertura a las trabajadoras que padezcan los síntomas de la cesación natural de la menstruación. Su proclamada “misión”, con el aval de otras colegas de la Cámara de los Comunes de diverso color político, es incluir esa demanda en la agenda del Gobierno.
La cuestión se ha convertido en debate social de la mano de rostros famosos del mundo de la televisión, de empresarias, deportistas de élite y otras profesionales muy respetadas en la edad madura, que han hablado sin tapujos sobre la experiencia de la menopausia y sus estragos. La periodista de la BBC Louise Minchin (50 años) incluso se convertía la pasada primavera en protagonista de un documental en el que relataba sus sofocos, palpitaciones y sobre todo una sensación: «No ser yo misma”. Porque, más allá de las estrictas molestias físicas, Minchin y otras muchas mujeres afectadas padecen también ansiedad, falta de concentración y el consiguiente menor rendimiento entre la incomprensión de sus compañeros de trabajo.
La campaña impulsada por Maclean aboga por enterrar ese estigma y “normalizar” la menopausia en el puesto de trabajo. “Hoy es inimaginable que una trabajadora embarazada vea vetadas ciertas tareas, y eso tendría que ser exactamente igual para las mujeres en la menopausia. Necesitamos una legislación que les garantice un amparo laboral a semejanza de las políticas sobre la maternidad”, ha suscrito la diputada laborista Carolyn Harris, de 58 años, en declaraciones a The Guardian. Y se declara convencida de que poder recabar el apoyo de muchos compañeros de escaño: «Nos entienden, porque sus mujeres también han pasado por ese trance”.
En el Reino Unido hay unos cinco millones de trabajadoras con edades comprendidas entre los 45 y los 60 años. Alrededor del 80% experimenta algún síntoma de la menopausia. Y más de un tercio se han sentido incapaces de confrontar ese problema con sus jefes, sostiene un estudio del centro especializado Newson Health. Ante el temor de ser objeto de burla y, sobre todo, de que su dolencia no sea considerada una “verdadera” enfermedad, optan por sufrirla en silencio, buscar jornadas reducidas o directamente replantearse su capacidad para seguir en el mundo laboral.
Con ese trasfondo, una empleada de los tribunales escoceses ganó el año pasado una querella por despido improcedente. Mandy Davies había perdido el trabajo a causa de su comportamiento errático, derivado de una medicación para paliar los síntomas de la menopausia. Le produjo mareos, pérdida de memoria y fuertes hemorragias. El juez estimó inaceptable que la echaran a causa de esa “incapacidad” y decretó su inmediato reingreso al puesto, además de una modesta indemnización, pero el caso está todavía pendiente de apelación.
La vindicación de las diputadas de Westminster se plantea ante una Cámara de los Comunes (elegida en 2017) que bate el récord nacional con un 32% de representación femenina. Y que meses atrás fue el marco hasta entonces inédito de la detallada confesión de Maclean ante sus señorías sobre su propia batalla contra la migraña y otras secuelas de la menopausia. Muchas colegas le felicitaron, aunque en realidad tan solo un puñado de parlamentarios (11 mujeres y cuatro hombres) participaron en aquel debate. También parece difícil que la tramitación de una norma que proteja los derechos laborales de las mujeres en la edad de la menopausia pudiera abrirse camino en la próxima legislatura que se reanudará el 3 de septiembre bajo el signo del Brexit. Pero está por primera vez sobre la mesa y allí seguirá porque, en palabras de la diputada tory impulsora, “no es un asunto que solo competa a las mujeres sino a toda la sociedad”.
Fuente: Elpais.com